jueves, 5 de marzo de 2009

Tokyo - Ueno

Ueno era la última etapa en Tokyo y, en mi caso, el final del viaje. Es una zona de oferta museística ubicada en el parque del mismo nombre y donde también se encuentra la universidad de bellas artes, un zoológico y un par o tres de templos. En el último día la meteorología se comportó conmigo y me regaló un día de sol espléndido; lástima que lo que se veía no era nada del otro mundo.

Cerca de la estación de tren se encuentra la calle comercial Ameyoko que tiene sus orígenes en los mercadillos al aire libre que surgieron tras la Segunda Guerra Mundial y que ahora se han reconvertido en un popurri de tiendas de todo tipo (alimentación, ropa, relojería, deporte, etc.) y para todos los presupuestos. Por la variedad de la oferta vale la pena perderse por el entramado de establecimientos (muchos se encuentran en el espacio inferior del paso elevado del tren).

Y poca cosa más tiene Ueno. Ya me fue bien que el último día fuera más light porque tenía que realizar las últimas compras para la familia. Así que el resto de la tarde la dediqué a quemar la Amex.

Acabé en la zona comercial de Ikebukuro donde cené Okonomiyaki. En esta ocasión debía prepararlo yo mismo, para ello la mesa del restaurante venía equipada con una plancha donde cocinar el plato. Bueno,.... no se me dió tan mal.
Con las últimas compras y mi flamante nueva maleta, regresé al hotel. Ya sólo quedaba jugar al tetris para empaquetar y ordenar el equipaje.

アルベルト

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Tokyo - Shibuya

Shibuya era el barrio que visitar el domingo. Es la zona joven por excelencia de la ciudad y si eres moderno o muy moderno en el vestir y te gusta destacar y que te miren, éste es tu sitio. Shibuya, Harajuku y Omotesando son los barrios o distritos que marcan tendencia en la moda y son lugares visitados frecuentemente por los cool hunters.

El día empezó con la visita a uno de los templos más populares de la capital, el Santuario Meiji Jungu y que es de reciente construcción (1920). No faltaron la celebración de, al menos, un par de bodas en el rato en el que estuve.

Continué la visita hacia el parque Yoyogi. De la anterior vez lo recordaba por ser lugar de concentración de diferentes tribus/culturas urbanas y de grupos de música. Como era domingo pensaba que me encontraría con el mismo ambiente pero quizás se haya "enfriado" un poco con respecto a lo que yo ví en el anterior viaje pues sólo encontré un grupo de rockabillies y, ya dentro del parque, gente haciendo ejercicio, practicando artes marciales, yendo en bicicleta o, lo que creo era, un grupo de estudiantes realizando un trabajo de escuela de publicidad o algo parecido (ver foto más abajo).

De camino hacia Shibuya y cerca del Estadio Nacional de Yoyogi había una zona o mercadillo de venta de ropa de segunda mano y un espacio para conciertos en el que, en esos momentos, tocaba el grupo Pipes of Piece (bueno, se dejaban escuchar!)

Comí/picoteé por los chiringuitos de comida del parque. ¡Qué buenas estaban las bolas de pulpo o takoyaki!

Ya por la tarde llegué a Shibuya. Por sus calles céntricas se alinean un sinfín de tiendas de ropa dirigidas a un público muy joven y con ganas de vestirse sin complejos. Hay un edificio, el Shibuya 109, que sólo tiene establecimientos dirigidos al público femenino.

anunciando tejanos Momotaro

La nota emotiva en Shibuya la ofrece la estatua del perro Hachiko situada a la entrada de la estación de tren y hoy punto de encuentro de la gente. Hachiko fue un perro que existió realmente y que esperaba a su amo todos los días a la entrada de la estación. Su amo murió repentinamente y aun así, el perro continuó yendo a buscarle durante los siguientes diez años y hasta su fallecimiento. Este claro ejemplo de fidelidad conmocionó a la sociedad nipona y por ello se erigió una estatua en su honor.


アルベルト

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Tokyo - Akihabara/Roppongi

El sábado era el día dedicado a visitar el barrio tecnológico por excelencia de la ciudad, Akihabara o Akiba como le suelen llamar los locales.

Antes de llegar empecé mi ruta visitando las calles del distrito de Kanda. Es una zona donde están ubicadas distintas universidades y donde puedes perder toda la mañana visitando o comprando en alguna de las más de 150 librerías de libros antiguos o de segunda mano. También se encuenras aquí tiendas de instrumentos musicales o de partituras o bien de deportes eso sí, como les gusta mucho la especialización, sólo de ski, golf, tenis o béisbol.

El periplo me llevó hasta la meca de la tecnología, las tiendas y grandes almacenes de Akihabara. Como era sábado os podeis imaginar el ambiente que se veía: riadas de gente, principalmente gente joven, entrando y saliendo de las tiendas de electrónica y de videojuegos.

La globalización está provocando que muchos de los productos que se lanzan en Japón estén igualmente presentes en los mercados europeos. Quizás aquí se ponen a la venta unos meses antes (por ejemplo la consola Nintendo DSi o la cámara Lumix FX40 tienen prevista su aparición en Europa para principios de abril y ya están disponibles en las tiendas niponas) pero ya no hay tantas diferencias en oferta de productos como había antes (al menos bajo mi humilde opinión).

La tarde la pasé disfrutando de la oferta de ocio del barrio de Roppongi. Es una de las zonas más internacionales de la ciudad (de hecho es donde más occidentales ví en todo Japón). Aquí se encuentran la mayoría de las embajadas y además, desde hace no muchos años, es lugar de shopping y ocio gracias a la construcción de dos grandes complejos arquitectónicos: Roppongi Hills y Tokyo Midtown. En ellos se pueden encontrar infinidad de tiendas, cines, hoteles, oficinas, museos, un mirador y la sede de la TV Asahi. Vamos, que no hay porqué aburrirse, además también por esta zona y por la adyacente Azabu Juban se encuentran muchos de los mejores locales nocturnos de la ciudad.

Roppongi Hills

Tokyo Midtown


Acceso al metro desde Roppongi Hills

Agotado, como siempre, regresé al hotel.

アルベルト

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sábado, 28 de febrero de 2009

Tokyo - Ginza

El viernes tocaba madrugón. Pero cuando digo madrugón es madrugón (a las 4 de la mañana!!). Tenía que coger el primer metro para llegar a ver las primeras horas de actividad del principal mercado mayorista de Tokyo, el Tsukiji. Lo que más se visita de las instalaciones es la parte dedicada al pescado. Sobre las 5 de la mañana empieza la subasta del atún congelado que llega de todas partes del mundo y que es lo que le da atractivo turístico al mercado.

Atún salvaje del mediterráneo




Después te dedicas a visitar los puestos de distribución y es cuando te das cuenta de la variedad de pescados y moluscos que existen y que nunca habías visto (ofrecen alrededor de 400 variedades). Tambien ves cómo preparan y cortan el atún; para ello utilizan unos cuchillos de un metro de longitud y que debe ser utilizado por varias personas a la vez. El mercado tiene también su sección de fruta y verdura donde todo está mucho más recogido y en orden.

La mañana se presentaba fría así que después de la visita al mercado y, sobre las 7 de la mañana, tocaba desayunar. Esta vez me tomé uno tipo inglés con su huevo y bacon (tenía que coger fuerzas para el resto del día je, je!).

Paseé, bajo una pesada lluvia, por el barrio de Ginza que es donde se concentran los grandes almacenes y toda boutique de prestigio que se precie además de restaurantes de lujo de todo tipo de cocina. Se respira lujo y dinero en el ambiente pero no hay mucho más que ver.


A las diez de la mañana y cuando la lluvia cambió su estado y pasó a ser nieve (os podeís imaginar lo agustito que se estaba en la calle) tocaba la visita del Palacio Imperial de Tokyo.

Tienen peor organizada la visita que en Kyoto aunque siguen más o menos las mismas directrices: check-in, vídeo y visita guiada por el exterior de las instalaciones. En este caso la visita era en japonés y podías acceder a las explicaciones en inglés mediante una audio-guía.
yo al menos tenía paraguas

No sé si por respeto o por tener controlado al grupo, el guía caminó al revés durante todo el tiempo que duró la visita.



La climatología continuó igual de mal durante todo el jornada y, como Ginza y alrededores tampoco tenían mucho más que ofrecer, fui a sacar la cabeza por las tiendas del barrio de Shibuya y así resguardarme de la lluvia/nieve (visitar así la ciudad es un palo pero no hay más remedio). Por allí estuve toda la tarde-noche.

De regreso al hotel me pararon un par de policías. Pensaba que me pedirían la documentación y cosas así pero no (estarían aburridos). Sólo querían saber qué hacía por allí (que si trabajaba en Tokyo, etc). En fin,...

アルベルト

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Tokyo-Asakusa

El barrio de Asakusa es en el que está ubicado mi alojamiento y el jueves tocaba visitarlo. Sin agobios de metro de primera hora fui andando hasta el templo Sensoji que es el más antiguo que existe en Tokyo. Su alrededor está plagado de tiendas de souvenirs que hacen de esta zona un área muy animada ya de buena hora. En el templo se estaba rezando pero su recinto exterior seguía con la misma rutina de todos los templos: casetas donde comprar los omikuji o bien amuletos para de todo un poco (estudios, seguridad en el tráfico, salud, etc.) Cualquier nipón que se precie de serlo no pasa de lado por un templo sin haber ofrecido una moneda de cinco yenes y haber dado dos palmadas para, acto y seguido y tras la reverencia, rezar aunque sea sólo diez segundos.


Después paseé por los cientos de tiendas que ya estaban ahí en el periodo Edo (digamos que en su epoca pre-industrial). Todas son de souvenirs ya sea de objetos de regalo o de comida (pastelitos principalmente). Aquí también estuve un ratito pues todo el mundo recomienda hacer alguna que otra compra de souvenirs y eso es lo que hice (alguno de vosotros ya teneis un magnífico imán para la nevera o punto de libro, je, je!)

Continué haciendo el recorrido que propone turismo de Tokyo. La siguiente parada era la calle Kappabashi. En sus dos aceras, y bajo sus arcadas para protegerte de la lluvia, se pueden encontrar muchos comercios para todo aquello que necesite un restaurante que quiera abrir sus puertas al público: desde las famosas réplicas de platos de comida hasta palillos, platos, mesas, sillas, taburetes, electrodomésticos industriales y un largo etc. Parecía que no pero realmente la visita tuvo su gracia. Si tengo un hueco volveré a ver si puedo comprar algún juego de té o unos 10.000 palillos para repartir entre las amistades :-)
Comí en un restaurante chino del museo Shotaro Ikenami que a su vez es la sede de la biblioteca del barrio (esta vez me pedí un plato que no picara tanto como los anteriores).
Por la tarde cogí el metro y me fui para Nihonbashi. Es un barrio donde abundan los comercios tradicionales y donde también se pueden encontrar muchas sedes de instituciones financieras como la Bolsa de Valores o el mismo Banco de Japón. Nihonbashi quiere decir "puente de Japón" y es aquí donde está ubicado el kilómetro cero del país. A mí lo que me hizo verdadera gracia es ver que el puente lo cubre una autopista y que ésta circula por encima del río (hay que aprovechar el espacio, no?)


El día se fastidió y volvió a llover (demasiado aguantó a mi parecer!). Ya era de noche así que me fui a "casa" a descansar.

アルベルト

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miércoles, 25 de febrero de 2009

Tokyo - Ikebukuro

Ikebukuro es el barrio donde viví hace quince años cuando me dieron la beca para ir a estudiar japonés y conocer su cultura. Tenía muchas ganas de regresar.

Desayuné en Andersen, una cafetería al estilo europeo (danés por el nombre, supongo) que se encuentra dentro del recinto de la estación. Como os comento en varias ocasiones desayunar es relativamente caro. Me explico, no es caro por el precio (sale entre 5 y 8 euros) sino en relación a la comida y cena de menú ya que puede salir exactamente por lo mismo. La pasta que me tomé con el café estaba muy buena, creo que llevaba zanahoria y alguna fruta o verdura más.

Al salir de la estación seguía lloviendo y no dejó de hacerlo hasta después de comer. Lo primero que hice fue dirigirme al templo de Zohshigaya Kishimojindo. La diosa Kishimojin trae buena fortuna para la concepción y un parto feliz así que aquellas que estais en estado de buena esperanza y que seguís el blog daros por bendecidas que le he echado una monedita y he rezado por vosotras tal y como lo hacen aquí!!

Deshice el camino de nuevo en dirección a la estación y me acerqué a la librería Junkudo. Me estuve un rato ojeando los libros de aprendizaje de japonés pero no me he decidido. Creo que dejaré estar la idea de comprarme un libro a lo clásico; hay que adaptarse a las nuevas tecnologías (internet y ipod ofrecen nuevas alternativas, je, je!!)

Continué por la calle Sunshine60 que durante el día es peatonal y volví a recaer visitando otra tienda de Tokyu Hands. Creo que podría haberme estado toda la mañana. Hay productos y artilugios de todo tipo que le llaman a uno la atención: desde huchas con cara humana que se tragan la moneda haciendo gestos a mini-plantas que crecen en un tubito de metacrilato de tamaño super-reducido (de hecho, son avalorios que se llevan colgados del móvil). Miles y miles de artículos a cada cuál más raro.

Satisfecho con la visita (compré los primeros souvenirs del viaje) me dirigí hacia el área Sunshine City. Se compone de un edificio de oficinas de 60 plantas con su correspondiente mirador, de un hotel, el Sunshine City Prince que es donde vivía en mi anterior viaje a Japón (planta 37, último piso, excelentes vistas, ay! que tiempos!!), un centro comercial, restaurantes a tutiplén, un acuario, un planetarium y no sé cuántas cosas más.

Se puede acceder al Sunshine City a través del Salón del automóvil Amlux de Toyota. Es un mega concesionario de 7 plantas pero al estilo salón de automóvil no concesionario de coches. Tienes azafatas que te informan de las características de los coches, personal de limpieza que están continuamente lustrando los vehículos y la posibilidad de conducirlos, de conducir en juegos de simulación, de conocer las características de los coches de F1 del equipo Toyota y de ver cortometrajes de Toyota en su cine en forma de esfera. En esta ocasión al ser día laborable no había función pero recuerdo de la anterior vez que valía mucho la pena.

Pasé por mi hotel y en la recepción me hice una foto. La recordaba más grande (que lo es) y seguía teniendo la misma decoración (ahora ya se ve un poco desfasadita).

Comí por el centro comercial y el resto de la tarde/noche fue paseo y más paseo por los diferentes tipos de establecimientos. Estuve un uno dedicado al anime, nueve plantas dedicadas en exclusiva al tema (cd, dvd, libros, figuras, etc). Naturalmente parecía un abuelo, la media de edad de los consumidores era de 15 años como mucho.

アルベルト

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Kamakura

El martes tocaba Kamakura que por supuesto tiene monumentos que son patrimonio de la humanidad.

Elegí mal el andén número 1 en la estación de Tokyo. Resulta que hay otra parte más escondida que también tiene un andén 1 y que, por supuesto, yo no ví. Así que perdí el tren que tenía previsto coger y tuve que salir en el siguiente.

Efectivamente, según la previsión meteorológica, durante la mañana no debía de llover y no llovió. Llegué a Kamakura y, para alargar más la visita, me bajé en la estación de tren anterior Kita-Kamakura, desde donde se puede ir haciendo una caminata hasta el centro y así se aprovecha y se visita bastantes templos que hay de paso.

La primera parada fue el templo zen de Engakuji. No sé exactamente que tenía pero me gustó bastante, supongo que era primera hora de la mañana, se estaba tranquilo, etc

Sigo haciendo fotos a las primeras flores de la primavera como es habitual en Japón (donde fueres haz lo que vieres).

Continué el camino hasta llegar al templo budista de Tokeiji (muy cercano del anterior). En este templo se recluían las mujeres que pedían el divorcio y en el que tenían que recluirse por un periodo aproximado de tres años para hacerse efectivo. El hombre, por el contrario, simplemente con una carta exponiendo los motivos podía dar por finiquitado el matrimonio sin necesidad de reclusión alguna (estaría bueno, je, je!)

El camino me llevó al templo de Jochiji.

Las tres estatuas de madera de la foto representan el pasado, el presente y el futuro. Interesante es también el sendero que lleva por los jardines del templo. Aquí hice un amigo, el dios de la felicidad.

(se le ve majete, ¿verdad?)

De allí llegué al templo Kenchoji. Es un templo zen que sigue impartiendo clases de meditación desde hace siglos. No asistí a ninguna porque eran a las cuatro y cinco de la mañana y no me iba muy bien asistir, la verdad. En la postura de meditación se busca una posición que libere cualquier tensión a los músculos para así poder uno centrarse en la atención de un objeto y comenzar a relajarse y meditar. Tienen como una especie de hospederia para los que se quieran iniciar en esta práctica.

Aquí ya empezó a llover y no paró hasta el regreso a Tokyo.

Después de comer tocaba ver uno de los templos más visitados de la ciudad, el Tsurugaoka Hachimangu (el nombre se las trae, eh?). Tiene un acceso desde el mar (Kamakura es una población costera) por el que se pasa por tres puentes y tres puertas o doori. No me detuve demasiado aquí por haber mucha gente y porque se me echaba el tiempo encima.

Tocaba visitar la atracción más famosa de Kamakura, el gran Buda o lo que es lo mismo el Daibutsu. Se trata de una enorme escultura de bronce (la primera y original era de madera y, claro, no ha llegado a nuestros días) de unos 11 metros de altura y que pesa unas 121 toneladas. Está en posición de meditación y sigue así desde el siglo XIII ( ¡cómo aguanta el tío!). Se puede visitar su interior, es curioso de ver.
Por último, y ya bastante hecho polvo de la paliza de caminar y de la lluvia, visité el templo de Hase-Dera. Es el templo que dió origen a Kamakura. Merece la pena la visita y supongo que también la vista a la ciudad y al mar que debe haber desde su pequeño mirador (claro, digo debe porque no se veía ná).

Regresé a Tokyo y esta vez cené en la habitación. Me compré en el super de al lado de la estación una ración de sushi por algo menos de 3 euros!! ¡Qué bueno estaba! Ah! y para picar unas patatas fritas pero de diferentes clases (normal, morada y negra) y una cervecita nipona. Delicatessen total!!

アルベルト

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Acerca del blog

Un mes en Zipango es un blog sobre mi viaje a Japón en el que compartiré con vosotros mis vivencias diarias con la cultura y gente del país. Espero hacerlo lo más entretenido y ameno posible :-)

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