sábado, 28 de febrero de 2009

Tokyo - Ginza

El viernes tocaba madrugón. Pero cuando digo madrugón es madrugón (a las 4 de la mañana!!). Tenía que coger el primer metro para llegar a ver las primeras horas de actividad del principal mercado mayorista de Tokyo, el Tsukiji. Lo que más se visita de las instalaciones es la parte dedicada al pescado. Sobre las 5 de la mañana empieza la subasta del atún congelado que llega de todas partes del mundo y que es lo que le da atractivo turístico al mercado.

Atún salvaje del mediterráneo




Después te dedicas a visitar los puestos de distribución y es cuando te das cuenta de la variedad de pescados y moluscos que existen y que nunca habías visto (ofrecen alrededor de 400 variedades). Tambien ves cómo preparan y cortan el atún; para ello utilizan unos cuchillos de un metro de longitud y que debe ser utilizado por varias personas a la vez. El mercado tiene también su sección de fruta y verdura donde todo está mucho más recogido y en orden.

La mañana se presentaba fría así que después de la visita al mercado y, sobre las 7 de la mañana, tocaba desayunar. Esta vez me tomé uno tipo inglés con su huevo y bacon (tenía que coger fuerzas para el resto del día je, je!).

Paseé, bajo una pesada lluvia, por el barrio de Ginza que es donde se concentran los grandes almacenes y toda boutique de prestigio que se precie además de restaurantes de lujo de todo tipo de cocina. Se respira lujo y dinero en el ambiente pero no hay mucho más que ver.


A las diez de la mañana y cuando la lluvia cambió su estado y pasó a ser nieve (os podeís imaginar lo agustito que se estaba en la calle) tocaba la visita del Palacio Imperial de Tokyo.

Tienen peor organizada la visita que en Kyoto aunque siguen más o menos las mismas directrices: check-in, vídeo y visita guiada por el exterior de las instalaciones. En este caso la visita era en japonés y podías acceder a las explicaciones en inglés mediante una audio-guía.
yo al menos tenía paraguas

No sé si por respeto o por tener controlado al grupo, el guía caminó al revés durante todo el tiempo que duró la visita.



La climatología continuó igual de mal durante todo el jornada y, como Ginza y alrededores tampoco tenían mucho más que ofrecer, fui a sacar la cabeza por las tiendas del barrio de Shibuya y así resguardarme de la lluvia/nieve (visitar así la ciudad es un palo pero no hay más remedio). Por allí estuve toda la tarde-noche.

De regreso al hotel me pararon un par de policías. Pensaba que me pedirían la documentación y cosas así pero no (estarían aburridos). Sólo querían saber qué hacía por allí (que si trabajaba en Tokyo, etc). En fin,...

アルベルト

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Tokyo-Asakusa

El barrio de Asakusa es en el que está ubicado mi alojamiento y el jueves tocaba visitarlo. Sin agobios de metro de primera hora fui andando hasta el templo Sensoji que es el más antiguo que existe en Tokyo. Su alrededor está plagado de tiendas de souvenirs que hacen de esta zona un área muy animada ya de buena hora. En el templo se estaba rezando pero su recinto exterior seguía con la misma rutina de todos los templos: casetas donde comprar los omikuji o bien amuletos para de todo un poco (estudios, seguridad en el tráfico, salud, etc.) Cualquier nipón que se precie de serlo no pasa de lado por un templo sin haber ofrecido una moneda de cinco yenes y haber dado dos palmadas para, acto y seguido y tras la reverencia, rezar aunque sea sólo diez segundos.


Después paseé por los cientos de tiendas que ya estaban ahí en el periodo Edo (digamos que en su epoca pre-industrial). Todas son de souvenirs ya sea de objetos de regalo o de comida (pastelitos principalmente). Aquí también estuve un ratito pues todo el mundo recomienda hacer alguna que otra compra de souvenirs y eso es lo que hice (alguno de vosotros ya teneis un magnífico imán para la nevera o punto de libro, je, je!)

Continué haciendo el recorrido que propone turismo de Tokyo. La siguiente parada era la calle Kappabashi. En sus dos aceras, y bajo sus arcadas para protegerte de la lluvia, se pueden encontrar muchos comercios para todo aquello que necesite un restaurante que quiera abrir sus puertas al público: desde las famosas réplicas de platos de comida hasta palillos, platos, mesas, sillas, taburetes, electrodomésticos industriales y un largo etc. Parecía que no pero realmente la visita tuvo su gracia. Si tengo un hueco volveré a ver si puedo comprar algún juego de té o unos 10.000 palillos para repartir entre las amistades :-)
Comí en un restaurante chino del museo Shotaro Ikenami que a su vez es la sede de la biblioteca del barrio (esta vez me pedí un plato que no picara tanto como los anteriores).
Por la tarde cogí el metro y me fui para Nihonbashi. Es un barrio donde abundan los comercios tradicionales y donde también se pueden encontrar muchas sedes de instituciones financieras como la Bolsa de Valores o el mismo Banco de Japón. Nihonbashi quiere decir "puente de Japón" y es aquí donde está ubicado el kilómetro cero del país. A mí lo que me hizo verdadera gracia es ver que el puente lo cubre una autopista y que ésta circula por encima del río (hay que aprovechar el espacio, no?)


El día se fastidió y volvió a llover (demasiado aguantó a mi parecer!). Ya era de noche así que me fui a "casa" a descansar.

アルベルト

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miércoles, 25 de febrero de 2009

Tokyo - Ikebukuro

Ikebukuro es el barrio donde viví hace quince años cuando me dieron la beca para ir a estudiar japonés y conocer su cultura. Tenía muchas ganas de regresar.

Desayuné en Andersen, una cafetería al estilo europeo (danés por el nombre, supongo) que se encuentra dentro del recinto de la estación. Como os comento en varias ocasiones desayunar es relativamente caro. Me explico, no es caro por el precio (sale entre 5 y 8 euros) sino en relación a la comida y cena de menú ya que puede salir exactamente por lo mismo. La pasta que me tomé con el café estaba muy buena, creo que llevaba zanahoria y alguna fruta o verdura más.

Al salir de la estación seguía lloviendo y no dejó de hacerlo hasta después de comer. Lo primero que hice fue dirigirme al templo de Zohshigaya Kishimojindo. La diosa Kishimojin trae buena fortuna para la concepción y un parto feliz así que aquellas que estais en estado de buena esperanza y que seguís el blog daros por bendecidas que le he echado una monedita y he rezado por vosotras tal y como lo hacen aquí!!

Deshice el camino de nuevo en dirección a la estación y me acerqué a la librería Junkudo. Me estuve un rato ojeando los libros de aprendizaje de japonés pero no me he decidido. Creo que dejaré estar la idea de comprarme un libro a lo clásico; hay que adaptarse a las nuevas tecnologías (internet y ipod ofrecen nuevas alternativas, je, je!!)

Continué por la calle Sunshine60 que durante el día es peatonal y volví a recaer visitando otra tienda de Tokyu Hands. Creo que podría haberme estado toda la mañana. Hay productos y artilugios de todo tipo que le llaman a uno la atención: desde huchas con cara humana que se tragan la moneda haciendo gestos a mini-plantas que crecen en un tubito de metacrilato de tamaño super-reducido (de hecho, son avalorios que se llevan colgados del móvil). Miles y miles de artículos a cada cuál más raro.

Satisfecho con la visita (compré los primeros souvenirs del viaje) me dirigí hacia el área Sunshine City. Se compone de un edificio de oficinas de 60 plantas con su correspondiente mirador, de un hotel, el Sunshine City Prince que es donde vivía en mi anterior viaje a Japón (planta 37, último piso, excelentes vistas, ay! que tiempos!!), un centro comercial, restaurantes a tutiplén, un acuario, un planetarium y no sé cuántas cosas más.

Se puede acceder al Sunshine City a través del Salón del automóvil Amlux de Toyota. Es un mega concesionario de 7 plantas pero al estilo salón de automóvil no concesionario de coches. Tienes azafatas que te informan de las características de los coches, personal de limpieza que están continuamente lustrando los vehículos y la posibilidad de conducirlos, de conducir en juegos de simulación, de conocer las características de los coches de F1 del equipo Toyota y de ver cortometrajes de Toyota en su cine en forma de esfera. En esta ocasión al ser día laborable no había función pero recuerdo de la anterior vez que valía mucho la pena.

Pasé por mi hotel y en la recepción me hice una foto. La recordaba más grande (que lo es) y seguía teniendo la misma decoración (ahora ya se ve un poco desfasadita).

Comí por el centro comercial y el resto de la tarde/noche fue paseo y más paseo por los diferentes tipos de establecimientos. Estuve un uno dedicado al anime, nueve plantas dedicadas en exclusiva al tema (cd, dvd, libros, figuras, etc). Naturalmente parecía un abuelo, la media de edad de los consumidores era de 15 años como mucho.

アルベルト

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Kamakura

El martes tocaba Kamakura que por supuesto tiene monumentos que son patrimonio de la humanidad.

Elegí mal el andén número 1 en la estación de Tokyo. Resulta que hay otra parte más escondida que también tiene un andén 1 y que, por supuesto, yo no ví. Así que perdí el tren que tenía previsto coger y tuve que salir en el siguiente.

Efectivamente, según la previsión meteorológica, durante la mañana no debía de llover y no llovió. Llegué a Kamakura y, para alargar más la visita, me bajé en la estación de tren anterior Kita-Kamakura, desde donde se puede ir haciendo una caminata hasta el centro y así se aprovecha y se visita bastantes templos que hay de paso.

La primera parada fue el templo zen de Engakuji. No sé exactamente que tenía pero me gustó bastante, supongo que era primera hora de la mañana, se estaba tranquilo, etc

Sigo haciendo fotos a las primeras flores de la primavera como es habitual en Japón (donde fueres haz lo que vieres).

Continué el camino hasta llegar al templo budista de Tokeiji (muy cercano del anterior). En este templo se recluían las mujeres que pedían el divorcio y en el que tenían que recluirse por un periodo aproximado de tres años para hacerse efectivo. El hombre, por el contrario, simplemente con una carta exponiendo los motivos podía dar por finiquitado el matrimonio sin necesidad de reclusión alguna (estaría bueno, je, je!)

El camino me llevó al templo de Jochiji.

Las tres estatuas de madera de la foto representan el pasado, el presente y el futuro. Interesante es también el sendero que lleva por los jardines del templo. Aquí hice un amigo, el dios de la felicidad.

(se le ve majete, ¿verdad?)

De allí llegué al templo Kenchoji. Es un templo zen que sigue impartiendo clases de meditación desde hace siglos. No asistí a ninguna porque eran a las cuatro y cinco de la mañana y no me iba muy bien asistir, la verdad. En la postura de meditación se busca una posición que libere cualquier tensión a los músculos para así poder uno centrarse en la atención de un objeto y comenzar a relajarse y meditar. Tienen como una especie de hospederia para los que se quieran iniciar en esta práctica.

Aquí ya empezó a llover y no paró hasta el regreso a Tokyo.

Después de comer tocaba ver uno de los templos más visitados de la ciudad, el Tsurugaoka Hachimangu (el nombre se las trae, eh?). Tiene un acceso desde el mar (Kamakura es una población costera) por el que se pasa por tres puentes y tres puertas o doori. No me detuve demasiado aquí por haber mucha gente y porque se me echaba el tiempo encima.

Tocaba visitar la atracción más famosa de Kamakura, el gran Buda o lo que es lo mismo el Daibutsu. Se trata de una enorme escultura de bronce (la primera y original era de madera y, claro, no ha llegado a nuestros días) de unos 11 metros de altura y que pesa unas 121 toneladas. Está en posición de meditación y sigue así desde el siglo XIII ( ¡cómo aguanta el tío!). Se puede visitar su interior, es curioso de ver.
Por último, y ya bastante hecho polvo de la paliza de caminar y de la lluvia, visité el templo de Hase-Dera. Es el templo que dió origen a Kamakura. Merece la pena la visita y supongo que también la vista a la ciudad y al mar que debe haber desde su pequeño mirador (claro, digo debe porque no se veía ná).

Regresé a Tokyo y esta vez cené en la habitación. Me compré en el super de al lado de la estación una ración de sushi por algo menos de 3 euros!! ¡Qué bueno estaba! Ah! y para picar unas patatas fritas pero de diferentes clases (normal, morada y negra) y una cervecita nipona. Delicatessen total!!

アルベルト

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martes, 24 de febrero de 2009

Tokyo - Shinjuku

Como la previsión del tiempo anunciaba mal tiempo para el lunes y algo mejor para el martes, decidí cambiar el día de Kamakura y dedicar el lunes a visitar el barrio de Shinjuku.

No madrugué mucho ya que tenía que dejar pasar la hora punta del transporte de Tokyo. La línea JR Yamanote que es la que estoy utilizando hasta ahora, por seguir aprovechando el pase, tiene vagones en los que, hasta las 10 de la mañana, sus asientos se pliegan para que todo el mundo vaya de pie y quepan, por lo tanto, más personas.

La estación de Shinjuku es el gran hub de las comunicaciones férreas de la ciudad (convergen 3 compañías de tren y 2 de metro). De hecho, es la estación en todo el mundo con más movimiento de viajeros por día; pasan por ella, agarraos que vienen curvas, más de 3 millones de personas, repito, 3 millones por día!! El recinto de la estación cuenta con sus tres o cuatro centros comerciales y una estación de autobuses. Ojo! donde quedais con los amigos pues se puede elegir entre unas 200 salidas (50 propiamente de la estación y el resto de arcadas y calles peatonales de acceso).

Fui directamente, bueno paré a desayunar, a las torres del Gobierno Metropolitano de Tokyo que es donde está la oficina principal de turismo (todavía no había ido). Me atendieron más que bien, se desvivieron en darme toda la información que les solicitaba. Así que ya sabeis si venis por Tokyo totalmente aconsejable pasarse por aquí. Ya que estaba en el edificio subí hasta el piso 45 donde tienen un observatorio con vistas a toda la ciudad. En días claros pueden llegar a ver el monte Fuji. No me fue mi caso, os ofrezco una maravillosa foto de las vistas del lunes.
Shinjuku es un barrio de oficinas y hoteles (rascacielos principalmente) y de entretenimiento y compras (hay también lo que llaman una calle eléctrica o lo que es lo mismo tiendas de cámaras, televisores, videojuegos, etc.) Poco más hay que ver, en el sentido turístico del término, bueno sí el parque Shinjuku Gyoen pero como era lunes estaba cerrado.

Así que no tuve más remedio que pasearme y cobijarme el resto del día de tienda en tienda. Muji, por ejemplo, tiene mucha más oferta aquí que lo que ofrecen en Barcelona (incluso venden electrodomésticos y tienen servicio de restauración y de take-away). Kinokuniya es una librería que ofrece miles de referencias (estoy mirando de comprar algún que otro libro más de aprendizaje de japonés, ahora me ha vuelto el gusanillo) y claro Zara. Por cierto, además de Zara también me estoy encontrando con bastantes tiendas de Adolfo Dominguez y Camper.

Kabukicho es por la noche una de las zonas de Shinjuku con más movimiento. Se puede encontrar cines, boleras y karaokes. Además es un barrio rojo (bares de compañía, love hotels, etc) donde la yakuza (mafia japonesa) tiene sus negocios.


Agotado y peladito de frío regresé a la pensión para coger fuerzas que había que visitar Kamakura el martes.

アルベルト

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lunes, 23 de febrero de 2009

Nikko

El domingo tocó la visita de Nikko. Había que aprovechar porque aunque hacía bastante frío el día era despejado y, por los pronósticos de los próximos dias, era todo un lujo de día. Y claro, un patrimonio de la humanidad bien merece un día soleado ¿no?

Se tarda bastante en llegar a Nikko, unas dos horas, más y cuando se utiliza la línea JR (Japan Railway). Tengo, claro, que sacarle todo el provecho posible a la inversión además se me acaba en dos días. La mejor opción para llegar es utilizando la línea de los ferrocarriles Tobu que van directos desde Tokyo sin hacer transbordo.

Me planté en la ciudad sobre las 11 de la mañana y tras un paseito de media hora previa parada en la oficina de turismo, llegué al reciento de templos. Compré el pase que da derecho a verlos todos. La arquitectura es la más rica o recargada (según se mire) de todos los templos que he visitado hasta ahora. El más famoso de los shogunes de la época, Tokugawa Ieyasu tiene en el templo Toshogu su tumba, y es donde además se pueden observar las famosas esculturas en madera de los tres monos sabios y del gato dormido.
Tardé cerca de cuatro horas en visitar todo el recinto. Cierto es que sin un guía que te lo explique normalmente todo se ve mucho más rápido pero, en esta ocasión, la vista se detenía en infinidad de detalles escultóricos y paisajísticos.

El día no tuvo mucha más historia. Regresé por la tarde a Tokyo y acabé haciendo la colada y demás menesteres.

Para darle un poco más de contenido a la entrada de hoy os incluyo el típico video de cruce de calle a la japonesa (pasos de peatones en paralelo y en diagonal).



アルベルト

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Yokohama

El sábado hizo un día claro y de sol, ¡por fin! Cogí el tren y me dirigí a Yokohama.

La ciudad, la segunda en población del país, es famosa por su puerto, por su barrio chino, por tener la edificación más alta del país y por su equipo de beisbol el Yokohama Baystars.

Tras desayunar en la estación de tren (lo que viene siendo habitual: un sandwich y un café americano) y preguntar en la oficina de turismo, empezó el periplo a pie de más o menos 25 kilómetros que me llevó a recorrer sus calles. Comencé por Bay Square que es un barrio con su centro comercial y sus torres de viviendas de lujo tipo las que hay en Diagonal Mar.

El puerto de Yokohama celebra este año los 150 años de sus construcción y están remodelando determinadas zonas y edificios para celebrarlo. La terminal de cruceros es muy moderna y agradable de visitar. Su techo hace las veces de mirador a toda la bahía y el puerto (también tiene cierto parecido al Maremagnum de Barcelona).

Sin lugar a dudas, la parte con más vidilla es Chinatown. Está repleta, sobretodo, de restaurantes y tiendas de souvenirs. En la anterior ocasión tuve la suerte de que me invitaran a una comida tipo degustación, esta vez el presupuesto era más modesto pero la comida estuvo igual de bien y con su puntito picante (y eso que escogí un plato de nivel dos de los cinco de picante que podía tener). El barrio tiene su templo chino, el Kanteibyo en el que, a diferencia de los japoneses que he estado viendo hasta ahora, abunda la decoración con colores chillones y llamativos.

Después de pasearme por el resto de lugares a visitar de Yokohama, regresé al barrio de Minato Mirai 21 donde se ubica la torre Landmark o lo que es lo mismo un edificio de 296 metros (el más alto de Japón). Otra vez me armé de valor y, al comprobar que el ascensor era interior, subí hasta el piso 69 (273m) para "disfrutar" de las vistas. Esta vez lo viví mejor, supongo que la sensación de seguridad era otra y pude disfrutar de la visita y vistas de manera relajada.

Antes de regresar a Tokyo pasé sus buenas dos horitas en Yodobashi. Es una red de tiendas de electrodomésticos, cámaras, ordenadores, maletas, etc. que se encuentra en buena parte de las grandes ciudades de Japón. Era como estar en un parque de atracciones, iba de pasillo en pasillo con cara de felicidad viendo los productos de última generación o que simplemente tenen un diseño o funcionalidades que no vemos en Europa. Por cierto, al entrar me paró una chica de un stand ofreciéndome una publicidad. La cogí y me indicó que abriera el recortable para ver si me había tocado un premio y, efectivamente, sí... me tocó. Me acababan de regalar dos fantásticos bolígrafos de.... ¡¡AMERICAN EXPRESS!!! Je, je , no podía dejar de reir! Le indiqué que ya tenía la tarjeta pero emitida en España y le agradecí mucho el regalito continuando con la visita.


アルベルト

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Acerca del blog

Un mes en Zipango es un blog sobre mi viaje a Japón en el que compartiré con vosotros mis vivencias diarias con la cultura y gente del país. Espero hacerlo lo más entretenido y ameno posible :-)

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